martes, 23 de diciembre de 2008

Necesito vacaciones!!!

Me apasiona mi trabajo. En serio! pero necesito largarme.
Estoy harta de malos rollos y chorradas varias. Estoy harta de gente que se cree no sé qué que sé yo!. En este mundo hace falta que se repartan por doquier grandes dosis de humildad. Y donde más falta hace es en el mundo de lo que viene llamándose "lo social".
"Me dedico a lo social"( juasssssssss juassssssssssss). Me dan ganas de contestar: "En todo caso, te dedicas a mirarte el ombligo, a pensar que eres el/la más mejor, que tus intervenciones "educativas" (por supuesto) son incuestionables, que lo de la distancia óptima profesional es una chorrada que impide el vínculo y a no sé cuantas barbaridades más!! Dedicarse a lo social no creo que sea eso..... No voy a teorizar sobre ello. Consultar toda la teoría que os de la gana.
Personalmente me gusta pensar que las teorías se construyen y deconstruyen a diario, así de simple y así de sencillo. Me gusta pensar que absolutamente todas mis intervenciones són cuestionables, que siempre podemos olvidar o no pensar en algo que podría haber ayudado en una determinada situación. Me gusta pensar que puedo cagarla en cualquier momento y que no pasa nada. Sí, me has leído bien, NO PASA NADA.
Todo el mundo la caga alguna vez....o crees que los/as educadores/as sociales salen de la facultad con la varita mágica y tocados por la mano divina que legitima sus actuaciones?. Pues mira....no!
Me gusta pensar también que el vínculo educativo no se puede forzar (por más que te esfuerces en leer teorías sobre el vínculo o que intentes conseguirlo de manera nada profesional, como por ejemplo a través del coleguismo y pasándote la distancia profesional por el forro!). Es más, estoy casi convencida de que existen varias circunstancias que deben darse para que ese vínculo se forme. Una de esas circunstancias es cuestión de "piel"; es tan natural que surge sin ni tan siquiera darte cuenta; otra podría ser que la persona que tienes delante este dispuesta a "formalizar ese vínculo" (no crees que esta sería la más importante?) y, por supuesto otra circunstancia sería la del trabajo bien hecho, no?.

Y para acabar, que ya noto que me estoy subiendo a la parra!...me gusta pensar que todavía queda gente que se dedica a "lo social" sin perder el norte y, sin olvidar nunca que alrededor de su ombligo existen personas con sus propios ombligos, que necesitan que dejemos de mirar el nuestro para admirar el suyo!


martes, 29 de abril de 2008

Expectativas ¿las de quién?

Hoy en la reunión de equipo hemos hecho un ejercicio interesante en relación a un caso y eso me ha hecho reflexionar sobre el tema de las expectativas.
Es curioso como son nuestras propias expectativas las que se convierten en nuestro objetivo de intervención. ¿Olvidamos a la persona que tenemos delante?, ¿olvidamos que es SU vida?, son SUS expectativas, es SU responsabilidad, es SU acción, es SU construcción o SU deconstrucción. ¿Nos endiosamos hasta ese punto? Que peligro! Seguramente a nuestro afán de apoyar, acompañar, aconsejar, facilitar...llega un punto en el que lo tienes que parar. Parar y esperar.
Esperar a que sea esa persona o personas en las que estás centrando tu intervención, las que te muestren hacia donde quieren ir. Intentar cambiar SU rumbo nos puede costar esos sentimientos de rabia, frustración, falta de confianza, pena, desmotivación...y seguramente muchos más; todos juntos, revueltos!!!! dejándonos inmersos en esa sensación que deja la incertidumbre en cuanto al valor de tu trabajo, en cuanto a lo correcto de tu intervención... En cambio, pudiera ser que el no vivir las propias expectativas en vidas ajenas, nos ayudase a nosotros, como profesionales, a realizar nuestro trabajo acompañando, apoyando, facilitando.....pero nunca dirigiendo hacia esa, nuestra propia meta.